Protégeme by Sophie Saint Rose

Protégeme by Sophie Saint Rose

autor:Sophie Saint Rose
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico, Novela
publicado: 2017-11-13T06:00:00+00:00


Intentó dormir y como no pudo, lo disimuló. El llanto de la niña la hizo levantarse para darle de mamar en la habitación y afortunadamente él no la siguió continuando con su trabajo. Fue un alivio aterrizar, porque le daba la sensación de que los Mathews observaban todo lo que hacía. Un coche les esperaba para llevarles a casa y en silencio se sentó al lado de su hija colocada en una sillita mientras que David se sentaba al otro lado. Suspiró pasándose la mano por la frente sintiéndose agotada. Necesitaba una ducha y tumbarse un rato. Cerró los ojos al ver la calle del señor Mathews, recordando que David vivía en el piso de debajo de sus padres. Estupendo. Viviría debajo de la bruja y seguro que vería a las demás a menudo. Esa teoría se confirmó cuando al entrar en el portal su supuesta suegra salió del ascensor vestida impecablemente para la hora que era, acercándose a su marido para darle un suave beso en los labios antes de mirarla con una falsa sonrisa en la cara. —Me alegro de que estés aquí.

—No mienta, señora. La niña es pequeña y no tiene que disimular todavía. Podría salirle una úlcera. Sería una desgracia —dijo sin cortarse.

La mujer se sonrojó mirando a su hijo de reojo que estaba muy tenso. —Laia…

Su madre sonrió a la niña acercándose a su cuquito y la miró encantada. —Está preciosa.

—Se llama Alexandra —apostilló irónica.

—Lo sé.

—Oh, era por si no se había enterado la última vez que la vio. Porque pareció que no se había enterado.

—Nena… basta. Mamá siente lo que ocurrió ese día. Todos los sienten.

—Pues al parecer el único que dices que lo sienten eres tú, porque ellos no dicen nada.

—Laia, claro que lo sentimos —dijo Greg sorprendido.

Les miró con desprecio antes de entrar en el ascensor. —David, hay que cambiar a la niña. Está a punto de llorar.

En ese momento Alex se echó a llorar poniéndose roja como un tomate. David gruñó metiendo a la niña en el ascensor y sus padres les siguieron algo incómodos.

Chasqueó la lengua mirando las luces y preguntó con ganas de joder —Por cierto, suegra, ¿cómo se llama?

David se sonrojó al igual que los demás. —Mi madre se llama Harmony. Como mi hermana mayor.

—¿La que está embarazada? —preguntó haciéndose la tonta.

—Sí, esa.

—Ah…

—Haremos una comida un día de estos… —La madre de David se calló cuando la miró con horror sin poder disimular. —Mejor esperamos.

—Sí —siseó furiosa—. Será lo mejor.

—Tarde o temprano tendrás que conocerlos a todos —dijo David advirtiéndola con la mirada.

—Cuanto más tarde mejor.

No pudo evitar que el alivio se reflejara en su cara cuando las puertas del ascensor se abrieron y sus padres salieron forzando una sonrisa. —Espero que te guste la habitación de la niña —dijo su suegra algo nerviosa.

—Mientras le guste a ella. —Se encogió de hombros importándole un pepino y siguió a David hacia la puerta de la que ahora sería su casa.

Abrió la puerta y encendió la luz. Ella cogió a



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